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Escuela Folclórica Los Huasos del Pajonal: preservar las raíces y proyectar a Curacaví

Desde sus inicios en 2005 como un grupo familiar hasta su consolidación como escuela folclórica, Los Huasos del Pajonal se han transformado en un espacio de formación, identidad y comunidad. Su director, Genaro Cabrera, comparte con El Diario de Curacaví los desafíos y sueños de un proyecto que busca mantener vivas las tradiciones.

“Primero nace como grupo folclórico El Pajonal, en el año 2005, en septiembre; y en el año 2009 pasamos a ser Escuela Folclórica Los Huasos del Pajonal”, recuerda Genaro Cabrera, impulsor del proyecto, quien formó el grupo con la idea de que sus propios hijos pudieran crecer conectados con las tradiciones del campo.

“Yo soy del campo, de Quebrada Honda, entonces siempre tuve muy arraigada la parte folclórica y quería que ellos también la tuvieran”, explica.

Un espacio para aprender desde la danza

Con el paso del tiempo, la escuela ha ido adaptando su enfoque, manteniéndose fiel al espíritu de la cultura popular chilena. “Partimos siendo un grupo cuequero, bailaban cuecas y danzas de la zona central. Después pasamos a hacer danzas del norte, sur, Chiloé… y ahora, como la monitora es María Joaquina, volvimos a la esencia campesina de Curacaví. Incluso, el cuadro nuevo son bailes tradicionales de la colonia”, comenta Cabrera.

El grupo reúne a niñas, niños y jóvenes desde los 7 hasta los 23 años. No hay restricciones de edad para ingresar. Más allá de la técnica, lo que se transmite es una forma de ver la vida ligada al esfuerzo, la disciplina y el orgullo por las raíces.

Los Huasos del Pajonal representan a la comuna, con identidad

Uno de los aportes más significativos de la escuela es su rol como representante cultural de Curacaví fuera de la comuna. “El año pasado salimos más de 40 veces a Santiago a diferentes eventos, y siempre se menciona a Curacaví. Porque es Huasos del Pajonal, pero de Curacaví. Eso cambia todo”, señala el director.

A través de sus presentaciones, la escuela promueve la identidad local y demuestra que la cultura tradicional no está relegada al pasado, sino que sigue viva y activa. “Cada vez los eventos a los que nos invitan son de mayor nivel. Eso habla de un crecimiento no solo del grupo, sino también de la comuna en lo folclórico”.

Más que danza: una lección de vida

Para Genaro Cabrera, la enseñanza no se limita a los pasos o las coreografías. El valor está en formar personas con herramientas para la vida. “Trabajar, llegar a la casa y ver tele o el celular no es muy saludable… Aquí uno les da la posibilidad de aprender a hacer algo. La juventud necesita salud mental, disciplina, algo que les ayude también físicamente”, reflexiona.

“Todo esto que se hace a esta edad a los chiquillos les sirve mucho a futuro. Ahora no lo ven tanto, pero en 15 o 20 años más lo agradecen. Me pasa con los que ya han pasado por aquí. Está la opción de que, además de tu trabajo, sepas hacer algo más”.

Aprender para valorar lo propio

Junto con el baile, la formación que entrega la escuela incluye conocimientos teóricos. “Joaquina les enseña los compases que tiene la cueca, la teoría de las danzas. Eso permite que mantengamos nuestras tradiciones y no estemos solo repitiendo cosas que vienen de afuera. No es que sean malas, pero también tenemos que aprender y valorar lo nuestro”.

Un sueño de Los Huasos del Pajonal: llegar a Córdoba en 2026

El proyecto más próximo que ilusiona al grupo es participar en un importante festival que se realizará en Córdoba, Argentina, en 2026. “Es el sueño más cercano, porque no podemos proyectar a muchos años. Soñamos con llegar allá, donde a los bailarines los tratan como lo que son, aunque sean amateurs: con respeto, con escenario, con alojamiento, con enseñanza cultural”.

El objetivo, más que solo viajar, es sembrar una experiencia significativa. “Eso les queda para siempre a los chiquillos. Motiva, marca, los hace crecer. Es difícil, pero vamos a intentarlo”.

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